LA IMPORTANCIA EXTRATÉGICA DE LA RED DE CAMINOS ROMANOS EN TIERRAS VASCONAS
Transcripción de la ponencia realizada dentro del VIII simposio: Los Caminos que nos atraviesan-Zeharkatzen gaituzten bideak, organizado por Nabarralde el 22 de octubre del 2022 en el Museo de Navarra.
Hablaremos sobre la relevancia, que tuvo el territorio de los vascones para los caminos, que Roma necesitó en el inicio de la nueva Era
Lo explicamos en una reciente publicación editada por Aranzadi Zientzi Elkartea, basada en la vía Tarraco-Oiasso y tres caminos mineros reconocidos recientemente de impresionante ejecución.
Antes de comenzar a narrar el recorrido, creo necesaria, una rápida explicación de cómo eran las calzadas, porque, tanto si abrimos un libro como si entramos en Internet, veremos multitud de imágenes, con bellísimos dibujos y fotografías de vías romanas, que, nada tienen que ver con las calzadas que recorrían el imperio.
Estas fotografías explican de manera gráfica, que las calzadas por lo general, se afirmaban con grabas gruesas al fondo y finas con arenas en la capa de rodadura.
Así una vez compactadas, resultaba la más lógica para la tracción animal, puesto que los romanos no herraban y necesitaban suelos elásticos y suaves para que, las pezuñas de los animales no se gastaran, como así ocurría, circulando por suelos duros enlosados, que si, existían en las ciudades, precisamente para evitar las excesivas velocidades.
Vemos, dos sondeos realizados en Zaldua-Iturissa donde se preveía el paso de la calzada a la entrada y salida del yacimiento, el resultado fue: una perfecta visión de la estructura de la misma, que nada tiene que ver, con la interpretación tradicional de esos caminos empedrados tan bonitos, que ilustran muchas publicaciones incluso en la actualidad.
La Tarraco-Oiasso, es la primera calzada que los romanos tienden en el territorio norte vascón, unía el Mediterráneo con el Cantábrico, comienzan a construirla en tiempos de la República y pronto alcanzaron Osca-Huesca.
Eran tiempos de conquista y desde Huesca descienden a la ribera del Ebro, por cuyo valle canalizarán las legiones para ocupar los territorios celtíberos, berones caristios etc.
Para ello, tienen que atravesar territorio de los vascones del sur, por donde construirán la importante Vía Norte de Italia in Hispania o Tarragona-Astorga, pasando por Ablitas, Cascante, Gracurris (Alfaro) y Calagurris (Calahorra) que según los romanos eran ciudades vasconas.
Así, fueron crearon una extensa red de calzadas, donde la tierra de los vascones o la actual Navarra tuvo una importancia estratégica capital, como vemos en este mapa, y de ahí el subtítulo de esta comunicación.
Si bien, las fuentes clásicas aportan poca información de la Tarraco-Oiasso, es suficiente para saber que existió, pero, ni el Itinerario de Antonino ni el Anónimo de Ravena, nos hablan de ella.
Estos documentos, dan más información sobre la Tarragona-Astorga y la Astorga-Burdeos, con la relación de sus mansiones y distancias entre ellas y donde comprobamos, la utilización de una misma calzada para diversos itinerarios, como vemos que pasa, en este mapa desde Astorga hasta Briviesca (Virovesca) para la Iter XXXIV y como veremos qué pasa más adelante con la Tarraco-Oiasso y la Beneharno.
De las tres calzadas importantes que atravesaban el Pirineo, dos pasaban por territorio vascón.
Como hemos avanzado, la vía Tarraco-Oiasso se comienza a construir apenas se fija la capital de la provincia Citerior en Tarraco, tempranamente a tenor de los miliarios registrados, pero, no sabemos cuándo se termina, en nuestra opinión, sería tras la conquista de Aquitania en el 56 a. C, porque intuimos, que la frontera entre aquitanos y vascones era el río Bidasoa, al menos, hasta Oronoz-Mugairi, para desde aquí, alcanzar la divisoria de aguas pirenaica hasta el Mediterráneo.
Al comenzar nuestras investigaciones, nos fijamos en un camino, que por la ortofoto del vuelo de Ruiz de Alda (1927-29), llamo poderosamente nuestra atención por su diseño, con grandes alineaciones en plena montaña, cuando pudimos reconocerlo íntegramente, comprobamos, que era romano y nos llevaba al coto minero de Txangoa.
Como una cosa lleva a la otra, a raíz de este hallazgo reconocimos otros dos caminos de la misma naturaleza, uno en Bera y otro en Etxalar.
En este mapa podéis ver en blanco las tres en relación con las calzadas importantes.
Estos caminos mineros, nos indican sin lugar a dudas la existencia de un distrito minero, pues son fuertes inversiones que el reino de Navarra nunca podía realizar.
Tras las dos guerras civiles, Sertorio contra Pompeyo (82-72 a. C.) y de Cesar contra Pompeyo (49-45 a. C.), la llegada de Augusto con sus legiones, la consiguiente derrota de cántabros y astures y la apropiación de las minas de oro del noroeste peninsular, llevo a Augusto, a la reorganización de toda la península y especialmente al territorio que nos afecta.
Dedica un gran esfuerzo a las calzadas en nuestro territorio, construyendo rápidamente la Asturica-Burdigala y otras, como la que unió Caesaraugusta con Pompelo por Cara, la Caesaraugusta-Beneharno y la que conectaba Zaragoza con la Iter XXXIV por Artzibar, estas dos últimas, utilizaban tramos de la Tarraco-Oiasso en sus recorridos.
Toda esta preocupación, tendría su razón de ser por la minería, que, aquitanos y vascones explotaban y que los romanos bien conocían, lo que los llevó, a organizar un distrito minero pues este era el objetivo que buscaban para mantener su imperio.
Ya tenemos información, de una gran cantidad de minas con labores romanas en Itxasou, Amaiur, Arizakun, Bidarrai, Baigorri, Banka, Urepel, Luzaide, Lanz, Txangoa, Oyiartzun, irun, Bera Lesaka, Igantzi, Etxalar, en fin, una larga lista donde se explotaron minas de oro, plata, cobre, hierro y plomo.
Algunas son tan evidentes que con solo fotografías podemos asegurar que fueron explotadas en la antigüedad, pero es que, por lo general, cuando se investigan se comprueban extensas labores de época romana y anterior.
Esto es muy importante, tanto que, como Mertxe Urteaga propone relacionando el Saltus Vasconum con este distrito, cambia totalmente la visión que se ha venido dando de esta parte del Pirineo.
Volviendo a la Tarraco-Oiasso, tras entrar en la actual Navarra alcanzaba Liedena, cruzaba el Irati en Lumbier y por la margen izquierda discurre hasta el actual Aos. Aquí, volvía a atravesar el Irati y en su margen derecha, nos encontramos con un asentamiento protohistórico, donde, los materiales que se han recuperado son romano-republicanos, variados y significativos de un ambiente militar. Se trata de Iturrotz y bajo este asentamiento convergen varias calzadas, lo que se puede considerar, como un cruce de caminos idéntico al que tenemos en las carreteras actuales muy cerca en Urrotz.
Todos estos materiales, depositados en su día en el almacén de la sección de patrimonio del Gobierno de Navarra, nos conducen al s. II-I a. C. situándonos en plena conquista romana y perdura al menos, hasta el Alto Imperio.
Fue testigo probable de la construcción de las calzadas, siendo la Tarraco-Oiasso la primera que se construye en su trayectoria hacia Oiasso-Irún.
Desde Iturrotz, discurre por la margen izquierda del río Erro hasta Gazteluzar en Urrotz, poblado fortificado protohistórico, que, llegó hasta la segunda Edad del Hierro, pero no se romanizó, a tenor de los materiales de superficie.
Continuando, llega a Lizoain camino de Urotz. En la antigua iglesia hoy centro cultural, se localizaba una piedra incrustada dentro del altar, su apariencia nos sugería un miliario, se extrajo y aunque no contiene epigrafía no se nos ocurre otra utilidad, tenemos que tener en cuenta que, más del 70% de los miliarios eran anepígrafos porque todos se pintaban, incluso los que estaban gravados (como vemos en la fotografía).
En su día, se instaló de esta manera para su utilización como altar, así, tiene tallado en su base, un hueco cuadrado para alojar la reliquia.
Esto nos sugiere, la gran importancia, que, esta piedra tenía para los naturales.
Este mismo caso pudo darse en Zandueta, donde, en su iglesia se halló otro miliario con hueco para reliquias, aunque este se encontró fuera del templo.
Esta fotografía es el ejemplo, de la función y decadencia, cuando se amontonaban miliarios en un lugar que llamamos nidos; decae su interés mensurable y pasa a ser más publicitaria.
Tenemos que señalar, que, venimos discurriendo por el antiguo camino real de Pamplona a Lumbier.
Entre Azpa y Egües, pasaba bajo el gran castro de Urri, aunque es probable que para entonces ya estuviera abandonado, pues, es un candidato para un posible sinecismo en veneficio de Pompelo.
De este, se dirige hacia Olloki donde había un vado y tras cruzar el Arga, por el collado de Burrin alcanzar Arre, remontando por la orilla izquierda del Ulzama.
En Ezkabarte, Odieta y Anue, el recorrido se encuentra solapado por la actual carretera, pero pueblos como Sorauren y Olagüe, sugieren su origen en época romana.
Los indicios, se hacen muy evidentes al comenzar el ascenso del puerto en Gazteluzar (Arraiz), con restos de una gran trinchera y plataforma, que es el resultado de la erosión del agua canalizada por las ruedas de los carros.
En este lugar realizamos una limpieza, donde se comprobó la estructura y el afirmado de la calzada.
Aquí vemos la plataforma con la profunda trinchera, consecuencia, del insistente paso de carros hasta la zona minera de Mangonada donde hubo una cantera de areniscas, pero la misma trinchera ocupa solo la mitad de la anchura de la plataforma.
Otra limpieza en Mangonada, permite apreciar el perfil alomado de la calzada, el afirmado, la capa de rodadura y un detalle que no es casual
No es casual que durante la mayor parte del ascenso al cambio de vertiente, atraviesa un terreno geológico que los ingenieros buscaban con ahínco, pues en su composición están presentes, las zahorras ideales para el afirmado y capa de rodadura, con el ahorro que esto suponía, así vemos grandes huecos de canteras donde se extrajo como aportes in situ y la fotografía es uno de los numerosos ejemplos.
En la subida también se observa la amplitud de la vía, como en este tramo con hayas creciendo en medio de la plataforma, por exceso de anchura para la forma de transporte histórico.
Una vez alcanzado el rellano de Iterrizokoa, llegamos a la venta de Odolaga justo en la muga pero en término de Baztán, sería un lugar de apoyo y descanso de la calzada, antes del cambio de vertiente y una perduración de época romana por la existencia de un manantial, buenas condiciones ambientales y donde se aprecia una posible fortificación romana.
Nada más entrar otra vez en término de Ulzama (flecha central), realizamos un corte estratigráfico del camino donde apreciamos la anchura original y las diferentes tongadas de las sucesivas reparaciones.
La composición del terreno, les seguía proporcionando las grabas para el mantenimiento del camino.
En el cantil del sondeo, pudimos apreciar las dimensiones del afirmado con una potencia de 90 cm y una anchura original de 5 m, que aumenta hasta 8 con los sucesivos arreglos.
Y al llegar al cambio de vertiente, encontramos un callejón perfectamente tallado en la roca, para superar un afloramiento de conglomerados y girar al Este perdiendo altura suavemente hasta alcanzar la ladera oriental del Txaruta.
Todo este recorrido desde Arraitz, es el más espectacular, quedo en desuso como Camino Real en el s. XIX, cuando se construyó la nueva carretera por Belate y así nos encontramos la plataforma interrumpida y ocupada con buen número de ardibordas, hoy casi todas arruinadas.
El propio desmonte para hacer la plataforma, les proporcionaba piedra arenisca en abundancia para los muros de contención, además, de grabas para el afirmado y la capa de rodadura.
Bajando, alcanza Gaztelu en término de Donamaria y de aquí directamente a Doneztebe.
La foto, es una vista de la bajada por Galzadaburu hasta Amonabidea para entrar al casco urbano actual.
Señalamos tres topónimos de posible relación con la calzada como son: Galtzada, Galtzadaburu y Galtzadaburuazpia.
A partir de Doneztebe y tras atravesar el Bidasoa, discurre por su orilla derecha con fenomenales evidencias en los desmontes.
Atraviesan un terreno geológico del Devónico superior–Carbonífero y al tropezar con un macizo de esquistos, dejaron tallados unos desmontes en la roca que parecen cortados con sierra.
Ahora la vieja carretera con poco tráfico, permite apreciar el extraordinario trabajo que realizaron hace 2.000 años y es una pena, que, se hayan destruido hermosas labores cada vez que se han acometido trabajos de mejoras en la carretera.
Por suerte muchos miles de metros cuadrados de estos desmontes artesanales se han conservado, a pesar de la poca sensibilidad habida para preservarlos, independientemente que su atribución fuera achacable a los romanos o a cualquier otra época.
La vieja carretera del s. XIX, aprovecho los desmontes de la antigua calzada respetándolos al máximo y las mejoras, siempre se hicieron hacia el río con muros de contención. Esto habla bien del trabajo que hicieron los ingenieros romanos y el deterioro histórico hay que achacar, a la carencia de un poder con capacidad de mantenimiento desde la caída del imperio hasta el s. XIX en que se arregla la carretera.
Encontraremos, detalles tan llamativos como el que vemos en la fotografía junto a Latsaren Borda en Sunbilla, donde existe un puente en la carretera vieja, y bajo él se conserva labrado en la roca el paso de la regata de Bustiolaran, de esta manera, consiguieron canalizar la corriente ahorrando un estribo y consiguiendo una cimentación segura del otro.
Así, discurría la calzada por la orilla derecha del río hasta las cercanías de Bera donde se da un cambio geológico, desaparecen los esquistos y afloran los granitos.
A principios del s. XX excavando el canal para la central eléctrica de Zalain, aguas abajo del cementerio de Bera, se fueron recogiendo unas 200 monedas.
No era producto de un ocultamiento, sino perdidas casuales, lo que nos sugiere, la existencia de restos romanos importantes por comprobar.
Estas que vemos en la fotografía, son las únicas que se han conservado referenciadas de este lugar, aunque, en Bera es posible que se hayan guardado algunas más. Todas son alto-imperiales del s. I y II, y denotan un largo periodo de pérdidas y por tanto, un asentamiento humano de importancia.
La Calzada en Endarlatsa cruzaba a la margen izquierda para terminar en Irun.
No descubrimos nada nuevo si decimos, que estamos en la zona minera más importante de toda Navarra y que, en toda la regata están los montes como queso de Gruyere, pero también Malerreka, Leizaran, Goizueta y todo Baztán, como Lapurdi, Baja Navarra, Luzaide, Lanz, Aezkoa y Aralar.
Con este comentario, quiero incidir en la hipótesis de M. Urteaga y coincidimos con ella, sobre la existencia en época romana de un distrito minero, distrito que abarcaría toda la zona de las mineralizaciones en el Pirineo Occidental en ambas vertientes, integrando en él, todas las famosas minas ya conocidas y explotadas por los aquitanos, como las que aludían Plinio, Estrabon y la practica minera referenciada por Julio Cesar en sus famosos comentarios de Bellum Galicus.
Es fácil, que en el futuro se den algunas sorpresas importantes de época romana en el norte de Nafarroa.
Para terminar, los que os decidáis a leer nuestro libro, encontrareis mucha información y los motivos que nos llevaron a interpretar, la existencia de un Distrito Minero, porque los tres caminos mineros reconocidos, solo se pueden justificar con esta deducción, eran parte importante, de las dotaciones del mismo y probablemente, no serían los únicos.
Los distritos, pertenecían a la hacienda imperial, se gobernaban con plena autonomía por un Procurator nombrado por el mismo emperador, y solo rendían cuentas a éste.
Por cierto, es muy probable que, el tan nombrado Saltus Vasconum, fuera la referencia directa de este distrito.
Tenemos que ver, toda esta información de la época romana con naturalidad, en poco tiempo tendremos mucha más y esto, en una comarca donde se ha tenido una visión romántica de falta de romanización, no es fácil de asimilar por algunos, pero está claro, que los siglos de romanización están en algún sitio esperando a que los descubramos.
Solo hace falta un poco de sensibilidad y otro poco de afición, pues al fin y al cabo es nuestra historia.